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23 nov 2013

Reseña: En llamas (la película).


  Ayer fui a ver la película de En llamas y no me he podido resistir a poneros mi opinión por escrito, aunque los que me sigáis en Twitter ya os habréis percatado sutilmente (mmmmm... sí, sutilmente) de qué me pareció. Y es que ¿cómo empezar a hablar de esta maravillosa adaptación? Porque en eso se resume lo que es esta película: una adaptación maravillosa de un libro maravilloso.

  Sé que respecto a la primera película hubo opiniones muy encontradas (aunque a mí personalmente me encantó, a pesar de los cambios respecto al libro), pero sobre esta segunda parte todavía no he visto una sola crítica negativa, y es que se nota el cambio de director: Francis Lawrence ha hecho un magnífico trabajo, nos ha dado a los fans de la trilogía lo que queríamos, lo que merecíamos: una adaptación extremamente fiel, con un guión tan bueno que podríamos llegar a compararlo con el propio libro, cada uno en su propio ámbito artístico. Si es con este directo no me importa que Sinsajo se divida en dos o tropecientas mil partes, porque sé que las disfrutaré hasta niveles estratosféricos. La influencia de Francis y el disparado aumento de presupuesto respecto de la primera película se han visto totalmente reflejados (para bien, por supuesto) en el filme, y más en concreto en las escenas de la Arena, que no podrían ser más impactantes, realistas y fieles. No voy a entrar a contaros todas mis escenas favoritas porque seguramente os contaría la película entera, pero una de las más significativas es Katniss enfundada en su vestido de novia, que se transforma en un sinsajo, el símbolo de la rebelión. También me encanto la escena de los charlajos en la arena, pues es fue tal y como me la había imaginado, clavada. 


  Me ha encantado lo bien que introducen la historia: sin forzar la llegada de los juegos, siguiendo fielmente los pasos del libro, haciéndonos vivir un montón de cosas que tanto me gustaron como el resto de la película. Desde el principio se ponen de manifiesto las facultades interpretativas de Jennifer Lawrence (Katniss) y Josh Hutcherson (Peeta), que sin duda logran una gran interpretación de esos los dos personajes a los que encarnan y a los que vemos continuamente en la pantalla, porque les vemos a ellos, a la chica en llamas y al panadero de los libros. Uno de los puntos clave de la película son el comunicado de Snow sobre las reglas de los nuevos juegos y la Cosecha, que me formaron un nudo en la garganta que tardó en deshacerse hasta bien entrada la película y del que creo que aun me quedan restos, pues cada vez que recuerdo esas escenas vuelven a mí el estremecimiento y la angustia que en esos momentos me embargaron, pero que tanto disfruté por ser lo que deseaba sentir, por ser lo que había sentido al leerlo de la mano de Suzanne Collins.


  Elizabeth Banks y Woody Harrelson, de los que ya pudimos disfrutar en la primera película, siguen interpretando a la perfección a Effie y Haymitch. En esta logramos disfrutar de ambos personajes en todo su esplendor, en especial Effie, a la que vemos tanto lucirse con su excentrisimo en el Capitolio -y en todas partes, en realidad-, como mostrar su lado más humano y sentimental, del que en la primera no pudimos disfrutar.


  Donald Sutherland (el presidente Snow) se luce mucho más en esta secuela, en gran parte gracias a su continua colaboración en pantalla con Phillip Seymour, quien interpreta a Plutarch Heavensbee. Ambos se desenvuelven muy bien en sus papeles de malo malísimo y malo-no-tan-malo-que-planea-una-rebelión, respectivamente, y consiguen cumplir a la perfección la función de sus conversaciones: la de explicar cómo desarrolla lo que solo conocemos como producto de la reflexión de la protagonista entre las páginas. Además, al haber leído el libro disfruté mucho más de estas conversaciones pues captaba el sentido completo de lo que decía Plutarch, haciéndome disfrutar como un niño comiendo un caramelo.

  En cuanto a las nuevas incorporaciones hay que decir que todas realizan un gran trabajo, entre los que hay que destacar el de Jena Malone como Johanna, quien si bien cuyo perfil me encajaba a la perfección con el del personaje, después de ver la película no puedo hacer más que reafirmarme: es la perfecta Johanna. Consigue resaltar esa forma de ser tan característica que tiene nuestra rebelde del Distrito 7: En más de una ocasión me dieron ganas de levantarme de mi asiento y aplaudirla.


  No nos podemos olvidar de Sam Claflin, el elegido para interpretar a Finnick, que si bien no es como yo me imaginaba a nuestro nadador del Distrito 4, no me ha desagradado y aunque creo que le falta un putno, un algo a la hora de interpretar la forma de comportarse de Finnick, tengo bastantes esperanzas de ver en las siguientes partes al chico de los azucarillos de los libros, pues según avanzaba la película el reflejo del personaje iba tornándoseme cada vez más claro, cada vez más Finnick. Lynn Cohenn, Amanda Plummer y Jeffrey Wright, consiguen a unos Mags, Wiress y Beetee, respectivamente, muy logrados.


  Final de la película igual al del libro: explosivo -y nunca mejor dicho-. No puedo esperar un año para ver Sinsajo: Primera parte. Sufro. Pero sé que la espera merece la pena porque, si sigue el camino trazado por En llamas, seguro que se convierte en otra adaptación perfecta digna de reconocimiento.

  Por último, aparte de la película, como pega al doblaje español: ¿QUIÉN MIERDA A DOBLADO A WILLOW SHIELDS (PRIM) QUE NO LE PUEDE HABER PUESTO UNA VOZ MÁS TONTA E INEXPRESIVA? Cuando en inglés transmite muchísimo.
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En definitiva: En pocas he visto, con un guión que consigue hacer las delicias de cualquiera, pero en especial a los fans de la trilogía. El reparto, con sus nuevas caras, resulta más que acertado y realiza un gran, gran trabajo. Está cargada de acción y sentimientos, sentimientos que consiguen llegar directos como flechas al espectador, por lo que la empatía con cualquiera de los protagonistas es inevitable. Sin duda una sublime adaptación que ha conseguido emocionarme y, sobre todo, llenarme de felicidad.n llamas, supera con creces a su predecesora, fiel al libro como